


Debido a sus poderes, envejecen más lentamente que el resto de la gente. Pueden extraer energía mágica de los cuatro elementos, teletransportarse a largas distancias y curar, al igual que matar, en un solo parpadeo.
Y a pesar de todo, cada mañana sin faltar,
las mimosas hadas nos vienen a despertar.
El sueño cansino que alejamos de los ojos
lo guardan ellas en lindos tazones rojos.
Y sin desesperar, se sientan y esperan
a que digamos las palabras que tanto anhelan:
" ¡ Creo en las hadas ! " ¡ Dilo alto y claro !
Vamos, amig@, no tengas reparo.
Cada vez que lo pronuncies conseguirás
que sobreviva una delicada hada más.
Si dices: " ¡ No creo en las hadas ! ", en cambio,
un hada morirá sin poder remediarlo.