vuelo empedernidamente hacia ti
en la alegre luz del día,
atravesando sensaciones
en un cielo fascinante.
Busco tu sonrisa divina,
resplandeciendo en tu rostro de fantasía,
anhelando probar la copa de tu amor
que contiene el néctar de la inspiración,
que una vez me diste a beber
y que me hizo para siempre prisionero de ti.
Me estoy acercando y ya puedo escuchar
el sensual canto de tu voz.
¡Ay de mi, Ulises!
Si levantas esos ojos tuyos
brillantes como dos estrellas,
me verás contemplándote desde una nube solemne.
Ya tengo los labios dulces de pronunciar tu nombre:
Musa . . .
Musa . . .
Musa . . .
Los dos somos más poderosos que los ángeles
pues mientras ellos necesitan alas para volar
a nosotros tan solo nos bastan nuestros sueños.
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1 comentario:
Que bonito poema, felicitaciones por la eleccion, me parece que queda muy bien. Tambien me encantan las imagenes que siempre escoges para acompañar, hermosas.
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